No me fui!! Ni me iré, si bien he tenido planes de hacerlos planes desesperados, planes «planificados» aquí vale la redundancia, planes hechos con tiempo, con amor, y sin el, con el corazón y con lagrimas. Es cierto, vivo en un país afortunado manejado por gente desafortunadamente incapaces, que estuvieron a milímetros de robarme la fe y la esperanza, siempre he pensado que Dios nos sostiene, que mi esperanza esta en El hará algo que debemos ser pacientes, y así era pero llego un momento en que ya empezamos a decirlo de la boca para afuera y es así, esta situación acabo con la sonrisa de muchos, transformando sueños en pesadillas, pero llegaría un día… era tan seguro como que el mar es salado.
También es verdad que mi casa no ha llegado a ver el hambre porque el alimento no ha faltado en la mesa, pero si le ha faltado a los míos y amigos, créanme cuando les digo que el manjar mas delicioso de la tierra no tiene el mismo sabor cuando sabes que tu gente no ha probado bocado, y como lo hacemos?
Mi esposo cuando lo conocí me pareció un hombre exagerado, en todo cuanto hacia lo hacia en grande, si me regalaba flores me regalaba el ramos mas gigante, si me regalaba un peluche me regalaba el mas grande (créanme ocupa la mitad de nuestra cama) así era con la comida, si le decía que faltaba algo el llegaba con lo que le pedía en el tamaño mas grande que encontraba y en cantidades industriales, ¿porque eres tan exagerado? le preguntaba siempre y el decía tu me pediste que trajera esto. – si pero no en esas proporciones, el solo sonreía, yo creo que en el fondo lo que quería era que no lo importunara por lo mismo por un buen tiempo, porque en realidad cuando olvidaba algo me volvía bastante quisquillosa.
Ahhh creo que me alejado de el asunto, el punto es que gracias a esta costumbre de mi esposo no ha faltado en casa el alimento, y no es porque hay dinero para hacerlo como antes, no! definitivamente no!!! pero lo que se gana esta destinado a ello, dejamos de pensar en todo lo demás, el mundo de un venezolano gira en la comida y la salud, la gente se quiebra el lomo trabajando para ganar una miseria todo por comprar comida, y nuestra mente se esta volviendo tan pequeña y tan básica todo lo demás dejo de ser importante, hasta que vez a tus hijos quejarse por llevar los zapatos apretados o porque los pantalones le quedan como les dice uno aquí «brincapozos» antes uno bromeaba con esto y decía: – caramba, vas a saltar el Orinoco!! se que alguien lo entenderá.
Es molesto que antes sabias cuando era tiempo de cambiar de zapatos y renovar el guardarropa sabias que se hacia cuando la ropa empezaba a quedar pequeña cuando se trata de los chamos o cuando ya parecías una foto con la misma ropa siempre, cuando se trata de los adultos sobre todo cuando se es mujer uno se daba el gustico de si alguna blusa te gustaba y tenias disponible alguna platica decías: «¡venga a por ella!», o unos zapatos o una cartera, UAU, uno siempre quiere estar presentable la mujer venezolana de por si es coqueta le gusta arreglarse, ir a la peluquería, renovarse le look, sentirse diva por unas horas y ojo, esta no eran cosas egoístas a mi particularmente no me gustan los excesos no es que iba como Paris Hilton mirando y comprando, esto sucedía en esas ocasiones en que tocaba renovar a los niños o cuando se iba a comer un heladito o simplemente a almorzar afuera, se trata de una familia de 4 con un solo sueldo, clase media normalita pues, con la peluquería era así pues hay que alegrar la vista frente al espejo, estar bien con lo que ves allí, y al mismo tiempo mantener al esposo contento, dos pájaros de un solo tiro.
Luego empiezas a saborear la crisis, te das cuenta cuando como dije arriba mi hija casi adolescente me dice que tiene días con dolor en los pies porque le aprietan los zapatos, y eso porque le molesta pero ni se queja del mono de deportes que le queda arriba de los tobillos, eso no lo ve como algo para quejarse, aquí ya soy un mar de lagrimas, apenas veo la pantalla a través de la niebla que cubre mis ojos.
Diria que si la crisis tiene un sabor tendría un sabor amargo, que queda en la boca a pesar de que la laves mucho, y confieso que no lloro por lo que veo en mi casa o por como nos afecte a nosotros la situación del país, sinceramente de corazón, creo que Dios nos blindo contra el lamento y la autocompasion, y así se lo hemos enseñado a nuestros hijos, debe ver la bendición en medio del caos, siempre la hay si miras finito yo solo pienso en aquellos que están en un situación mas dura que la nuestra, lloro por el necesitado, lloro por la impotencia de querer hacer mas, de querer aportar mas, lloro por los míos. Lloro por un país que paso de luz a oscuridad de sonrisa a llanto y de fe a pesimismo, lloro por el que vende la medicina cuando puede donarla, el que vende la comida 50 veces su valor cuando puede vender a un precio accesible, lloro porque hay un montón de exámenes que debo hacerle a mi papa, porque debo conseguir quimioterapia para el y mi fuerza física no puede pelear y tampoco puedo costear para que alguien pelee por mi, lloro hasta debo velar por mi propia salud debo someterme a una cirugía, porque debo hacerme algunos estudios y todo es tan costoso y no se cuando podre solucionar, lloro porque se ha perdido tanto en el corazón del venezolano, que siempre sera necesario un cambio mas profundo de lo que muchos creemos, no se trata de salir de un gobierno, no se trata de salvar la economía, de producir efectivo, o de cambiar la moneda, se trata de el núcleo mas importante de la sociedad, la familia, los que se separaron, los que se pelearon, los que ya no vendrán, de los que se perdieron en el camino, de los que torcieron su corazón o hicieron a otro torcer los suyos llevándolos por caminos de no retorno jugando con la necesidad ajena, en realidad cuando todo esto cambie veremos la devastación que dejo este largo proceso que vivimos y las heridas que quedaran marcadas en todos nosotros.
No me fui, ni me iré, ahora que estamos por ver un desierto florecer amigos no quisiera perdérmelo por nada. Hay una fuerza de voluntad infinita e inagotable en mi corazón, si es verdad que muchas veces caímos en el charco, que otras veces creíamos que habíamos perdimos la fe y andábamos por la vida como cascaras huecas caminando por caminar, es verdad que parecíamos una montaña rusa unas veces arriba y otras veces abajo, pero hay una certeza y es que Dios no se ha mudado, Dios no se fue del país como nuestros hermanos venezolanos que tuvieron que partir, Dios sigue aquí en Venezuela, a punto de sacudir el polvo, de darnos agua pura y limpia reconfortante para lavar nuestras heridas y saciar nuestra sed, no me fui ni me iré porque quiero que mis hijos vean como se concibe y nace un milagro, que ellos salgan del país porque quieran y les provoque y de una vez inviten a su mama a pasear y conocer. Vamos pa lante hermanos, vamos bien.